Por Pedro Luis Barco Díaz.
A mí me enseñaron en el bachillerato, que el Libertador Simón Bolívar era el “padre de la patria,” que bajo su genio
y su mando se independizaron cinco
países: Colombia, Panamá, Ecuador, Perú y Bolivia.
Para History Channel –en la
biografía que aun se puede leer en el portal del Gran Ciudadano- él simplemente “colaboró de manera decisiva
en esa emancipación” y fue una de
las “figuras
más destacadas.”
La citada biografía arranca diciendo que
fue “un militar y político venezolano.” Yo
aun creo que aunque El Libertador nació en Caracas, es no solo el colombiano
más insigne, sino única la persona esencial para que persista la colombianidad.
Esa mezquina biografía fue calcada de la que tiene Bolívar en Wikipedia (sin brindar crédito) pero
omite marrulleramente, que el Libertador “es considerado por
sus acciones e ideas el Hombre de
Américay una destacada figura de la Historia Universal.” Es decir, History Channel,
alevosamente, lo trata como un extranjero,
que concursa por una distinción para colombianos, y eso debió influir en la
decisión de más de un despistado participante.
Eso me hizo recordar la controversia que
se suscitó con motivo de la expedición de la ley 31 de 1979, o ley de honores
con motivo del bicentenario del nacimiento y del sesquicentenario de la muerte
de Bolívar. Esa ley fue impugnada por el ciudadano Mauricio Cárdenas Rivera,
con el leguleyo argumento de que como la ley estatutaria decía que una ley de
honores era solamente para colombianos de nacimiento, no se le podía hacer tal
distinción al Libertador, por el potísimo hecho de que éste había nacido en
Caracas y Caracas quedaba en Venezuela.
Alegaba el impugnante que el caraqueño “pudiendo
tal vez por adopción acogerse a nuestra nacionalidad nunca lo hizo ni norma
positiva de la República le pudo conceder tal carácter, ni pudo tener dos
nacionalidades.”
La
respuesta de la Corte Suprema de Justicia fue contundente, categórica: que Simón Bolívar “no sólo fue ciudadano colombiano sino
creador de Colombia.” Así de sencillo. El
ex consejero de estado Jaime Betancourt Cuartas, hermano del expresidente, dijo
que “Tratar de negar la colombianidad de
Bolívar equivaldría a afirmar que Napoleón no fue francés sino Corso.”
Porque el tratamiento que le dan
a Bolívar los gringos del History
Channel, en esa pequeña y manipulada biografía,
es la cuota inicial para bajarlo del pedestal de la historia y colocar en
su lugar a Uribe, quien aun no ha sido decantado por la verdad del tiempo. Y,
por el contrario, él y muchos de sus correligionarios, esperan el fallo de la
justicia o purgan condenas por delitos cometidos en sus ocho años de gobierno.
Una vez conocido el fallo del
concurso, me enteré que el “gran
colombiano” pertenece a la junta directiva de News Corporation, a su vez
vinculada a History Channel; pero también fui advertido de la actuación
conjunta entre el gobierno y el canal History contra Hollman Morris; de la
existencia de un Call Center y; sobre todo (porque me consta) que los mas
conspicuos uribistas hicieron proselitismo político por tuiter, para arrasar con Bolívar, con García Márquez y con otros
colombianos universales. De esos que nos
unen en el orgullo de nuestra nacionalidad. Por lo tanto, ahora me queda claro
que el famoso concurso era básicamente un ardid político, una treta electoral.
A Colombia le ha llegado una era
de “alzhéimer” colectivo, de cretinismo mediático, que pareciera haber sido potenciado,
desde cuando el Ministerio de Educación determinó abolir la cátedra de historia
del bachillerato y la integró al área de sociales. Por eso, hoy , mucha gente
cree que Bolívar era exclusivamente venezolano y chavista.
A mí me parece que Uribe, no está ni tibio frente a
Bolívar. Yo solo encuentro dos semejanzas: el amor de ambos por los caballos y
por las arengas. Al primero le decían “Culo e¨fierro” por la callosidad formada
por miles de horas a lomo de bestia; el segundo, no derrama una gota de tinto
en ancas de un corcel. En cuanto a las arengas, me parece pertinente citar la
que no leyó el ingrato ciudadano
querellante Mauricio Cárdenas Rivera:“prefiero el título de Ciudadano al de Libertador, porque éste emana de la
guerra y aquél emana de las leyes. Cambiadme todos mis dictados por el de buen
ciudadano.” Ciudadanía,
que muchos uribistas desconocen convenientemente.
Por el lado de Uribe, aun zumba en
mis oídos la arenga que pronunció en el congreso colombiano el 29 de noviembre
de 2006, en el congreso cafetero, cuando así les dijo a sus tropas: “Les voy a pedir a todos los congresistas que
nos han apoyado, que mientras no estén en la cárcel:¡a votar las trasferencias!
¡A votar la capitalización de Ecopetrol! Y, !A votar la reforma tributaria!”
¡Plof!
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