viernes, 12 de julio de 2013

EL MINISTERIO DE TRASPORTE ACABÓ DE CONFUNDIR A LOS COLOMBIANOS.


Por Pedro Luis Barco Díaz.

El ministerio de Transporte, por medio de una simple resolución, determinó expedir un nuevo formato de licencias de conducción y se armó el despelote más grande de que se tenga noticia en todo el país.

Es como si el gobierno decidiera cambiar los billetes de cincuenta mil por otros más seguros y algún funcionario estableciera que algunos de los viejos billetes ya no sirvieran para hacer transacciones.

Pero no hay tal, porque no se ha expedido nueva norma que indique que haya que sacar nuevas licencias y la que sigue rigiendo es el decreto ley 019 de 2011, o decreto antitrámite, que buscaba “Una nueva relación del Estado con los ciudadanos como usuarios y destinatarios de sus servicios, con el fin de hacer su vida un poco más amable.

Entonces, ¿por qué todo éste alboroto, éste caos? ¿Por qué, hasta hace un mes,  a mí me pedían los guardas bachilleres  mi licencia(que me habilita también para manejar vehículos públicos, Cat. 5 o C2) que dice: vence en el 2005 y no me formaban problema?  ¿Y ahora dice  el ministerio de transporte que tengo que cambiarla?

Porque el ministerio y la oficina de la transparencia (en el portal) se acaban de inventar una categoría que no existe ni ha existido en el ordenamiento jurídico: “la licencia de Vehículos públicos,” cuando el decreto ley habla es de“licencia para conducir vehículos públicos…” Es decir, que desde que me conozco, los colombianos hemos portado una sola licencia para conducir o vehículos públicos, o vehículos privados, o ambos, según las categorías que se aprueben.

En otras palabras, aun cuando  mi licencia de conducción dice categoría 5, que me habilita para manejar taxis y buses, yo no lo he hecho nunca. Me he limitado a manejar mi vehículo particular, pues también estoy autorizado para ello, porque  tal autorización está implícita. “El que puede lo más, puede lo menos” dicen los abogados.

Según este aserto, yo no estoy obligado a cambiar mi licencia de conducción mientras conduzca vehículo privado, porque el decreto antitrámites vigente señala que las “licencias para vehículos particulares” tendrán una vigencia de 10 años, contados a partir de la fecha de expedición del decreto ley.

Pero como el mismo decreto ley señala que “las licencias de conducción para vehículos de servicio público tendrán una vigencia de tres (3) años para conductores menores de sesenta años...” o sea, repito,  que yo no puedo conducir un vehículo de servicio publico, porque esa facultad la perdí en el 2008. Más aun, los  propios funcionarios de transito (a los que he preguntado) reconocen, que el aumento de categoría no se daba por petición del ciudadano, sino merced a la experiencia acumulada con los años.

Pero la prueba palmaria de que los propios funcionarios estatales, sobre todo la subdirectora de transito del ministerio, son los que han ocasionado esta colosal confusión, es la nueva licencia. En el anverso se  clarifica todo: al señor Pedro Armando Pérez Jaramillo (quien sirve de ejemplo  para el ministerio) lo autorizan para conducir tanto vehículos particulares como públicos, pero, claro, con distintas fechas de vencimiento.

En conclusión, estamos ante un colosal negociado y  todo indica que la propia subdirectora de Transito del ministerio, no leyó la resolución que firmó… Pero puede joder a muchos.









viernes, 5 de julio de 2013

Bolívar, "noquiado" por el uribismo


Por Pedro Luis Barco Díaz.




A mí me enseñaron en el bachillerato,  que el Libertador Simón Bolívar era el “padre de la patria,” que bajo su genio y su mando se independizaron  cinco países: Colombia, Panamá, Ecuador, Perú y Bolivia. 

Para History Channel –en la biografía que aun se puede leer en el portal del Gran Ciudadano-  él simplemente “colaboró  de manera decisiva en  esa emancipación” y fue una de las  “figuras más  destacadas.”

La citada biografía arranca diciendo que fue “un militar y político venezolano.” Yo aun creo que aunque El Libertador nació en Caracas, es no solo el colombiano más insigne, sino única la persona esencial para que persista la colombianidad.

Esa mezquina biografía fue calcada de la que tiene  Bolívar en Wikipedia (sin brindar crédito) pero omite marrulleramente, que el Libertador “es considerado por sus acciones e ideas el Hombre de Américay una destacada figura de la Historia Universal.” Es decir, History Channel, alevosamente, lo trata como un extranjero, que concursa por una distinción para colombianos, y eso debió influir en la decisión de más de un despistado participante.

Eso me hizo recordar la controversia que se suscitó con motivo de la expedición de la ley 31 de 1979, o ley de honores con motivo del bicentenario del nacimiento y del sesquicentenario de la muerte de Bolívar. Esa ley fue impugnada por el ciudadano Mauricio Cárdenas Rivera, con el leguleyo argumento de que como la ley estatutaria decía que una ley de honores era solamente para colombianos de nacimiento, no se le podía hacer tal distinción al Libertador, por el potísimo hecho de que éste había nacido en Caracas y Caracas quedaba en Venezuela.

Alegaba el impugnante que el caraqueño pudiendo tal vez por adopción acogerse a nuestra nacionalidad nunca lo hizo ni norma positiva de la República le pudo conceder tal carácter, ni pudo tener dos nacionalidades.”

La respuesta de la Corte Suprema de Justicia fue contundente,  categórica: que Simón Bolívar “no sólo fue ciudadano colombiano sino creador de Colombia.” Así de sencillo.  El ex consejero de estado Jaime Betancourt Cuartas, hermano del expresidente, dijo que “Tratar de negar la colombianidad de Bolívar equivaldría a afirmar que Napoleón no fue francés sino Corso.

Porque el tratamiento que le dan a  Bolívar los gringos del History Channel, en esa pequeña y manipulada biografía,  es la cuota inicial para bajarlo del pedestal de la historia y colocar en su lugar a Uribe, quien aun no ha sido decantado por la verdad del tiempo. Y, por el contrario, él y muchos de sus correligionarios, esperan el fallo de la justicia o purgan condenas por delitos cometidos en sus ocho años de gobierno.

Una vez conocido el fallo del concurso, me enteré  que el “gran colombiano” pertenece a la junta directiva de News Corporation, a su vez vinculada a History Channel; pero también fui advertido de la actuación conjunta entre el gobierno y el canal History contra Hollman Morris; de la existencia de un Call Center y; sobre todo (porque me consta) que los mas conspicuos uribistas hicieron proselitismo político por tuiter, para arrasar con  Bolívar, con García Márquez y con otros colombianos universales. De esos que  nos unen en el orgullo de nuestra nacionalidad. Por lo tanto, ahora me queda claro que el famoso concurso era básicamente un ardid político, una treta electoral.

A Colombia le ha llegado una era de “alzhéimer” colectivo, de cretinismo mediático, que pareciera haber sido potenciado, desde cuando el Ministerio de Educación determinó abolir la cátedra de historia del bachillerato y la integró al área de sociales. Por eso, hoy , mucha gente cree que Bolívar era exclusivamente venezolano y chavista.

A mí me parece que Uribe, no está ni tibio frente a Bolívar. Yo solo encuentro dos semejanzas: el amor de ambos por los caballos y por las arengas. Al primero le decían “Culo e¨fierro” por la callosidad formada por miles de horas a lomo de bestia; el segundo, no derrama una gota de tinto en ancas de un corcel. En cuanto a las arengas, me parece pertinente citar la que no leyó el  ingrato ciudadano querellante Mauricio Cárdenas Rivera:“prefiero el título de Ciudadano al de Libertador, porque éste emana de la guerra y aquél emana de las leyes. Cambiadme todos mis dictados por el de buen ciudadano.” Ciudadanía, que muchos uribistas desconocen convenientemente.

Por el lado de Uribe, aun zumba en mis oídos la arenga que pronunció en el congreso colombiano el 29 de noviembre de 2006, en el congreso cafetero, cuando así les dijo a sus tropas: “Les voy a pedir a todos los congresistas que nos han apoyado, que mientras no estén en la cárcel:¡a votar las trasferencias! ¡A votar la capitalización de Ecopetrol! Y, !A votar la reforma tributaria!” ¡Plof!